sábado, 2 de octubre de 2010

Esta semana... Foucault: El orden del discurso

Enlace para bajar el texto: http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/680.pdf 


Después de trabajar sobre el diagnóstico de Lyotard y su análisis sobre las transformaciones del saber en las sociedades post modernas, nos preguntamos por las condiciones históricas a través de las cuales esas transformaciones se han hecho posibles. La mirada de Foucault nos llama la atención acerca de la no ingenuidad de los saberes, sobre sus procedimientos de exclusión para imponerse como verdades absolutas....  



Su hipótesis es:
"yo supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad"

¿Qué piensas de procedimientos que señala Foucault? ¿Cómo operan "lo prohibido", las oposiciones construidas desde los discursos (ej. la razón y la locura, lo verdadero y lo falso),  la voluntad de verdad?¿Qué ejemplos podemos encontrar en nuestro contexto cotidiano? ¿Qué papel desempeña esa (y nuestra) "voluntad de saber" que ha atravesado tantos siglos, según Foucault?


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Aqui les pego una de las entradas de Castro de su libro: "El vocabulario de Michel Foucault. Un recorrido alfabético por sus temas, conceptos y autores" (Bs. As., Prometeo, 2004)


Verdad, Juego de verdad, Voluntad de verdad (Vérité, Jeu de vérité, Volonté de vérité).

Situándose bajo la égida de Nietzsche, Foucault concibe la tarea de la filosofía como un trabajo de diagnóstico y no como la búsqueda de una verdad intemporal (DE1, 606). Pero este trabajo de diagnóstico puede, también bajo la égida de Nietzsche, ser concebido como la tarea de llevar a cabo una historia de la verdad. “Es aquí donde la lectura de Nietzsche ha sido para mí muy importante: no es suficiente hacer una historia de la racionalidad, sino la historia misma de la verdad. Es decir que, en lugar de preguntar a una ciencia en qué medida su historia la ha acercado a la verdad (o le ha impedido el acceso a ésta), ¿no habría que decir, más bien, que la verdad consiste en una determinada relación que el discurso, el saber mantiene consigo mismo, y preguntarse si esta relación no es o no tiene ella misma una historia?” (DE4, 54). “Sólo liberándonos de estos grandes temas del sujeto de conocimiento al mismo tiempo originario y absoluto, utilizando eventualmente el modelo nietzscheano, podremos hacer una historia de la verdad” (DE2, 553). • Una historia de la verdad, de la voluntad de verdad o de las políticas de verdad –para utilizar otras expresiones de Foucault– es una historia de los juegos de verdad. “Entiendo por verdad el conjunto de los procedimientos que permiten pronunciar, a cada instante y a cada uno, enunciados que serán considerados como verdaderos. No hay en absoluto una instancia suprema” (DE3, 407). • Foucault distingue entre dos historias de la verdad: por un lado, una historia interna de la verdad, de una verdad que se corrige a partir de sus propios principios de regulación; por otro lado, una historia externa de la verdad. La primera es la que se lleva a cabo en la historia de las ciencias; la segunda es la que parte de las reglas de juego que hacen nacer en una sociedad determinadas formas de subjetividad, determinados dominios de objetos, determinados tipos de saberes (DE2, 541). Las prácticas judiciales, que Foucault estudia ampliamente en “La Vérité et les formes juridiques” (DE2, 538-646), son un ejemplo de estas reglas de juego. Voluntad de verdad. Entre las formas de exclusión discursiva, procedimientos para conjurar los poderes y los peligros del discurso, Foucault enumera la división entre lo verdadero y lo falso (véase: Discurso). “Ciertamente, si uno se ubica en el nivel de una proposición dentro de un discurso, la separación entre lo verdadero y lo falso no es ni arbitraria, ni modificable, ni institucional, ni violenta. Pero si uno se ubica en otra escala, si se plantea la cuestión de saber cuál ha sido, cuál es constantemente, a través de nuestros discursos, esta voluntad de verdad que ha atravesado los siglos de nuestra historia o cuál es, en su forma más general, el tipo de separación que rige nuestra voluntad de saber, entonces, quizás, se ve esbozarse algo así como un sistema de exclusión (sistema histórico, modificable, institucionalmente coercitivo)” (OD, 15). A propósito del carácter histórico y modificable de la separación entre lo verdadero y lo falso, Foucault señala cómo en la época de los poetas griegos del siglo VI el discurso verdadero era el discurso pronunciado por quien tenía el derecho de hacerlo y según el ritual requerido. Un siglo más tarde, en cambio, la verdad del discurso no residía en lo que éste era o hacía, sino en lo que decía. “Entre Hesíodo y Platón se estableció una determinada división que separó el discurso verdadero y el discurso falso; una separación nueva, porque de aquí en adelante el discurso verdadero ya no es más el discurso precioso y deseable, porque ya no es más el discurso ligado al ejercicio del poder” (OD, 17-18). Esta separación ha dado su forma general a la voluntad de verdad: la verdad es del orden de lo que el discurso dice. Pero esta forma general también ha sufrido modificaciones. La voluntad de verdad del siglo XIX no coincide con la de la época clásica (esta última consiste más en ver, en verificar, que en comentar; se trata de la aplicación técnica de los conocimientos) (OD, 18-19). La voluntad de verdad, además, se apoya sobre los soportes institucionales: las prácticas pedagógicas, los sistemas de edición, las bibliotecas, los laboratorios. La voluntad de verdad, por otro lado, ejerce una especie de presión o coerción sobre los otros discursos. La literatura occidental, por ejemplo, ha tenido que apoyarse sobre lo natural, sobre lo verosímil, sobre la ciencia, es decir, sobre el discurso verdadero. Los otros sistemas de exclusión –la palabra prohibida y la separación entre razón y locura– se han vuelto cada vez más frágiles y han derivado hacia la voluntad de verdad (OD, 20-21). A pesar de ello, para Foucault la voluntad de verdad es, entre todos los sistemas de exclusión, aquél del que menos hablamos. “Como si para nosotros la voluntad de verdad y sus peripecias estuviesen enmascaradas por la verdad misma en su desarrollo necesario. Y la razón es quizás ésta: si el discurso verdadero ya no es más, desde los griegos, el que responde al deseo o el que ejerce el poder, en la voluntad de verdad, en la voluntad de decirla, en este discurso verdadero, ¿qué es lo que está en juego, si no el deseo y el poder? El discurso verdadero que la necesidad de su forma independiza del deseo y libera del poder no puede reconocer la voluntad de verdad que lo atraviesa; y la voluntad de verdad, que se nos ha impuesto desde hace mucho tiempo, es tal que la verdad que ella quiere no puede no enmascararla” (OD, 21-22). • Al proponer una verdad ideal como ley del discurso, el discurso filosófico ha fortalecido estas formas de control discursivo que son las formas de exclusión que hemos mencionado (OD, 47-48). • Restituir al discurso su carácter de acontecimiento es una manera de cuestionar nuestra voluntad de verdad (OD, 53). Juegos de verdad. La introducción a L’Usage des plaisirs, el segundo volumen de Histoire de la sexualité, reviste un carácter metodológico y a la vez retrospectivo. Por un lado, Foucault explica las modificaciones que tuvo que afrontar para abordar la cuestión del sujeto, los desplazamientos teóricos que ha tenido que realizar. Por otro, a la luz de estos desplazamientos, Foucault nos ofrece una visión de conjunto de todos sus trabajos. En este contexto aparece por primera vez, entre los textos publicados hasta este momento, la expresión “juegos de verdad”. Luego de haber estudiado los juegos de verdad en el orden del saber y los juegos de verdad en el orden del poder, Foucault se propone ahora “estudiar los juegos de verdad en la relación de sí mismo consigo mismo y la constitución de sí mismo como sujeto, tomando por dominio de referencia y campo de investigación lo que se podría llamar la ‘historia del hombre de deseo’” (HS2, 12). • “El término ‘juego’ puede inducir a error; cuando yo digo ‘juego’, digo un conjunto de reglas de producción de la verdad. No es un juego en el sentido de imitar o hacer la comedia de…; es un conjunto de procedimientos que conducen a determinado resultado, que no puede ser considerado, en función de sus principios y de sus reglas de procedimiento, como válido o no, vencedor o perdedor” (DE4, 725). Política de la verdad. “Creo que lo importante es que la verdad no está fuera del poder ni carece de poder (no es, a pesar del mito cuya historia y función sería necesario analizar, la recompensa de los espíritus libres, el hijo de las largas soledades, el privilegio de quienes han sabido liberarse). La verdad es de este mundo; es producida en él gracias a coerciones múltiples. Y posee en él efectos reglados de poder. Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su ‘política general’ de la verdad, es decir, los tipos de discurso que ella acepta y hace funcionar como verdaderos; los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera en que se sanciona unos y otros; las técnicas y los procedimientos que son valorados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquéllos que tienen la función de decir lo que funciona como verdadero” (DE3, 112). Foucault distingue cinco características históricamente importantes de la “economía política” de la verdad en nuestras sociedades: está centrada en el discurso científico y en las instituciones que lo producen; está sometida a una constante incitación política y económica; es objeto de difusión y consumo; es producida y distribuida bajo el control dominante de grandes aparatos políticos y económicos; es la puesta en juego del debate político y de las luchas sociales (DE3, 112-113). A propósito de la relación entre la política y la verdad o, de forma más general, entre el poder y la verdad, Foucault circunscribe su concepción de la verdad con cinco proposiciones: 1) “por ‘verdad’, entender un conjunto de procedimientos reglados para la producción, la ley, la repartición, la puesta en circulación y el funcionamiento de los enunciados”; 2) “la ‘verdad’ está ligada circularmente con los sistemas de poder que la producen y la sostienen, y con los efectos de poder que ella induce y que la acompañan”; 3) “este régimen [el régimen de la verdad] no es simplemente ideológico; ha sido una condición de la formación y el desarrollo del capitalismo”; 4) “el problema político esencial para el intelectual no es criticar los contenidos ideológicos ligados con la ciencia o hacer que su práctica científica esté acompañada por una ideología justa, sino saber si es posible constituir una nueva política de la verdad”; 5) “no se trata de liberar la verdad de todo sistema de poder, lo cual sería una quimera porque la verdad es en sí misma poder, sino de separar el poder de la verdad de las formas de hegemonía (sociales, económicas, culturales)” (DE3, 113-114). Verdad-desmostración / Verdad acontecimiento. En Le pouvoir psychiatrique, Foucault esboza las grandes líneas de una historia de la verdad, oponiéndo la verdad como demostración a la verdad como acontecimiento. Por un lado, el saber científico supone que existe la verdad por todas partes, en todo instante, que cualquier persona, dotada de los instrumentos necesarios, puede descubrirla y acceder a ella. “Digamos, para hablar más esquemáticamente, que nos encontramos aquí con una determinada tecnología de la construcción o de la verificación de la verdad universal, en derecho, con una tecnología de la demostración. Digamos que tenemos aquí una tecnología de la verdad demostrativa que conforma un único cuerpo, en definitiva, con la práctica científica” (PP, 236). Por otro lado, una concepción de la verdad más arcaica que la anterior. Aquí, la verdad aparece como dispersa, discontinua, interrumpida. Se manifiesta sólo en determinados lugares (Delfos, por ejemplo, en la antigüedad) y en determinados momentos. Se trata de una verdad que tiene su geografía y su calendario. En lugar de un sujeto universal, esta verdad tiene sus personajes privilegiados: los profetas, los adivinos, los inocentes, los locos, los sabios. No es una verdad universal, sino, más bien, un acontecimiento.Es necesario provocarla. No nos encontramos, aquí, con la serenidad receptiva del conocimiento, con la contemplación de lo ya dado; sino con el enfrentamiento, con la estrategia. Aquí no es cuestión de método, sino de poder. • Respecto de la relación entre historia de la filosofía y concepciones de la verdad, Foucault señala: “Hay quienes [la referencia es Heidegger] tienen la costumbre de hacer la historia de la verdad en términos de olvido del Ser. Por ello, esa gente, a partir del momento que hacen jugar el olvido como categoría fundamental de la historia de la verdad, se ubica desde el comienzo en los privilegios del conocimiento. Sólo apoyándose en esta relación admitida, planteada de una vez por todas, puede producirse el olvido del conocimiento de algo. Consecuentemente, pienso que ellos, en el fondo, sólo hacen la historia de una de las series que traté de señalar, la serie de la verdad apofántica, de la verdad-descubrimiento, de la verdad constatación, demostración. Ellos se ubican dentro de esta serie” (PP, 237-238). En cambio, la tarea de la arqueología del saber es mostrar que la verdad-demostración es sólo un episodio en la historia de la verdad-acontecimiento. Por ello, la genealogía del conocimiento es necesariamente la otra cara de la arqueología (PP, 238-239). • Ahora bien, a propósito de lo que puede denominarse la globalización de la verdad-demostración, Foucault quiere mostrar cómo la verdad-acontecimiento ha permanecido en Occidente. Éste es el caso de las formas jurídicas y de las prácticas médicas desde Hipócrates hasta el siglo XVIII (PP, 239-242). Según Foucault, dos procesos han llevado a la transformación de la verdad-acontecimiento a la verdad-demostración en la historia de las ciencias empíricas. Por un aldo, el procedimiento político de la “investigación”. Véase: Investigación. Por otro, un procedimiento inverso, los procedimientos de “enrarecimiento” (raréfaction) de los sujetos que pueden conocer la verdad. El sujeto universal de la verdad es, en definitiva, sólo un sujeto abstracto. El sujeto de hecho es un sujeto calificado, construido, en y por las instancias institucionales: las universidades, las escuelas, los laboratorios, etc. • En varios artículos de este vocabulario afrontamos la cuestión de la verdad o, mejor, el análisis foucaultiano de los juegos de verdad. Para la relación sujeto/verdad, véase: Antigüedad, Ars erotica, Ascesis, Confesión, Cristianismo, Cuidado, Descartes, Deseo, Erótica. Para la relación castigo/producción de la verdad, véase: Cuerpo. Para los juegos de verdad, véase: Edipo, Examen, Investigación.

8 comentarios:

  1. Que interesante lectura esta semana... cuanta verdad hay todas las palabras de Foucault.
    Nuestros discursos se encuentran atravesados por diversas prácticas que nos condicionan, nos silencian, nos ocultan y nos determinan en aquello que debe decirse y/o hacerse. Pero hoy me pregunto, encontrando cierta conexión con Lyotard para quien el saber es una cierta especie de discurso científico, en donde el mismo, en cuanto enunciado solo es expresado mediante todo lo que puede ser traducido, dejando de lado las particularidades, lo singular y la escencia de la riqueza del razonar humano, ¿ Quién determina nuestros saberes?¿ Quienes son estas instituciones o personas,con gran poder,que determina que debemos decir o hacer?¿ Por qué muchos de nuestros discursos han sido silenciados, siendo en el más minimo caso, una forma de expresión de reclamo y lucha? ¿ En todo caso, cuáles son sus intereses tan ocultos que sienten que nuestros discursos en alguna forma los perjudica? ... ¿ Por qué no debemos conocer aquellos discursos de los "otros", " los diferentes" que expresan una verdad oculta, pura y sincera, sin estar determinadas por condicionamientos, y que han sido desplazados hacia los rincones de lo olvidado, lo " raro" o lo "diferente"?..
    Mirando nuestra sociedad actual, en los tiempos vertiginosos que nos tocan vivir, con los cambios permanentes que nos condicionan y nos determinan en el ritmo de vida, veo cuantos discursos han sido ocultados por largo tiempo, cuantas veces nosotros mismos( productos de las instituciones que nos formaron y aun lo siguen haciendo, aquellas que establecen lo que hay que hacer, la forma y el tiempo para cada cosa) hemos silenciado algunos discursos de aquellos que solo buscaban ser escuchados, que se les conozca su verdad, alguna vez( y en la cual no quedo exenta de responsabilidad y cargo) hemos callado la sexualidad, la homosexualidad, la demencia, la existencia de la drogadicción, la prostitución( temas tan tabú en tiempos pasados y que en determinadas personas aún lo siguen siendo), la violencia familiar y las violaciones dentro de los entornos más íntimos( recordemos los casos de incestos que emergieron no hace muchos meses atrás en nuestra provincia o país)..
    Que riqueza perdemos en no conocer esos discursos, somos productos de los condicionantes y pautas que nos imponen las instituciones en todo aquello "válido y certero " que se debe conocer, comprender y poner en práctica.

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  2. Paulina, tu intervención nos ofrece una reflexión abierta con nuevas preguntas. Me parece interesante que hayas pensado que el ejercicio del poder y del control de los saberes haya rdundado en una pérdida de riqueza. Nuestro desafío entonces podría ser inscribir la posibilidad de otros saberes que abran en lugar de cerrar, que incluyan en lugar de separar o rechazar, y que se muevan en formas otras de concebir la verdad (las verdades)

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  3. El hombre occidental se ha especializado durante los tres últimos siglos en el ejercicio de registrar minuciosamente sus placeres. Se han multiplicado los sermones sobre lo prohibido. Hay placer en saber sobre el placer. La sexualidad se transforma en discurso permanente. El Estado ejerce de administrador de los cuerpos.
    Pretende aclarar cuales fueron las relaciones entre discurso y poder que forjaron el dispositivo de sexualidad que nos afecta.
    Cynthia Hidalgo

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  4. Segun Foucault "la verdad esta ligada con los sistemas de poder que la producen y la sostienen, y con los efectos de poder que ella induce y que la acompañan", esta frase podria ser relacionada con la relacion saber-poder de Lyotard, de esto puedo interpretar que mediante discursos aceptados socialmente se puede llegar a determinar lo que es verdadero o no en una determinada sociedad. David Pepa

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  5. segun el discurso que le es propiamente manifestado a la sociedad y si esta lo acepta. david pepa

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  6. El discurso de Foucault en ciertas circuntancias nos determina ya que este dice que no se puede hablar de algunas cosas no permitidas en lugares que no siempre aceptan la opinion personal de uno mismo,esto a lo largo del tiempo a ocultado discursos que hoy en ciertos casos nos ayudarian para resolver problemas o conocer opiniones ajenas a las nuestras un caso que yo considero sumamente importante es la falta de libertad de expresion que hubo en el ultimo golpe militar;ya que en este se limitaba a decirle a la gente lo que tenia que pensar.Analia Belen Marinozzi

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  7. Daniela Prado_1er Año de Historia24 de noviembre de 2010, 11:20

    La verdad es considerada como tal dependiendo del tipo de discurso en el que se la analice. Además quien posee "la verdad",en cierta forma tiene el poder,que puede excluir y prohibir cosas que se le contradigan a tal verdad.Más allá de todas las formas de definir la verdad,todas coinciden en que la verdad es sinónimo de poder.La verdad está manejada por la política,la economía,etc.A lo largo de la historia ha sido usada como forma de dominación.
    Para mí es muy importante reflexionar si lo que realmente creemos como verdad realmente lo es,porque estamos tan ciegos que nos dejamos influenciar sin permitirnos la duda,que diferente sería la sociedad hoy en día si cada uno de nosotros se planteara su propia verdad y tuviéramos un espíritu más crítico.La sociedad de hoy en día nos encamina a que creamos todo para luego ser manipulados.Cuantas tragedias se hubieran evitado a lo largo de la historia si no nos hubiéramos dejado influenciar.Tales como el caso de los régimenes como el de Hitler,quién con el poder de la palabra sometió a personas inocentes,él no lo hubiera logrado de no haber sido que tenía mucha gente que lo respaldaba y lo apoyaba.
    Y a veces subestimamos a la verdad,no pensamos en su importancia,sin embargo es algo fundamental en nuestras vidas.

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  8. Leandro Nicolás Soria: Los discursos sobre la verdad son escencialmente emitidos por las intituciones enpoderadas estos discursos no siempre son validos ni rienen por que serlo, pero nosotros como sociedad deberiamos plantearnos nuestro rol como personas pensantes y participar, aportar, criticar, y no solamente acatar el discurso como si fuera una verdad absoluta.Hay muchas verdades que son particulares...

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